«Patientia pauperum non peribit infinem Ps.9.v.10.

(La paciencia de los pobres nunca terminará)

Señores:

El Dios de Colombia, Protector de la verdad, de la justicia y siempre infalible en sus promesas acaba de confirmarlas con la experiencia de nuestros ojos. Patientia, y el memorable suceso del 24 de mayo último, aquieta nuestro palpitante pecho, termina nuestro llanto, y hace que amanezcan como la hermosa aurora nuestras duodenarias esperanzas.

Ah! Quien lo creyera sin haber sido espectador de un acontecimiento tan interesante, tan deseado, tan prodigioso, y estupendo. Si una sola victoria disipa los rayos que sin duda habían pulverizado nuestros hogares, desprendidos sobre nuestras cabezas y agostado nuestras campiñas. Esta sola Batalla quebranta de un golpe en nuestro afortunado suelo el cetro de la tiranía, el yugo de la opresión, las cadenas de la esclavitud y de la ignominia. Quien creyera (vuelvo a decir) que una sola acción felizmente ejecutada, humillase tanto a los Ministros del Terror, del Despotismo y de la barbarie, alejándolos talvez para siempre de nuestra vista, al paso que nuestro sabio, nuestro invicto e ilustre General con su valiente ejército quedan coronados con gloriosos laureles, y trofeos. Día venturoso, último de nuestros infortunios, primero de nuestra luz, y de nuestra gloria, principio de nuestra vida natural y civil. Día precioso señalado en los delirios eternos para nuestra transformación política Periodo feliz en que Colombia, como madre amorosa a congregado en su seno a expensas de innumerables fatigas, a sus hijos cautivos.

Para desempeñarlo, a dicho espíritu desde el momento que me encargue no sé si transportado por el júbilo, o impelido dulcemente por la gratitud, vos sois testigo de que no conté conmigo como que era un negocio superior a mis débiles fuerzas, si con vuestro soberano auxilio, que sabe inflamar los corazones más empedernidos, y dar fuerza y alma a las palabras más lánguidas, y a las expresiones dislocadas; ha llegado pues el momento en que hagáis descender sobre mí una centellita de luz que os la pido por intercesión de aquella criatura que elegisteis por esposa vuestra, cuando la saludó el Ángel diciéndole:

Imagen Referencial: La religión, el cristianismo, los clérigos, el pastor en el púlpito, grabado en cobre de ‘Staendebuch’ de Christoph Weigel, 1698.

Ave María:

Cuando me propongo recorrer rápidamente los males pasados, no es mi intento vulnerar a la Nación Española, saherir a sus gefes, ni consitar la venganza contra el procedimiento de sus huestes, no estoy penetrado de la Santidad del lugar del respeto a mi noble auditorio, mi misión es de paz y aun la misma naturaleza ha infundido en mi pecho simientes generosas; no temáis, por el contrario estoy en disposición de compadeceros, de consolaros, y de serviros; el designio solamente se limita a ensalzar, la grandeza del beneficio, y lo precioso de la libertad, colocando en una fiel balanza las tribulaciones, y las prosperidades que comienzan.

Ya la verdad Señores, si una guerra que le emprende por la necesidad de conservar la vida y las propiedades, se ha mirado en todos tiempos como el azote que más aflige a la humanidad, y como el mayor de los castigos que manda la Providencia a los humanos en el … de su furor; si en una guerra cual os figuro es difícil contener la licencia del soldado, evitar la devastación de los Pueblos y demás calamidades inseparables; si cuando aquellos sagrados derechos conducen a nuestros semejantes al campo de batalla, a donde transportándose uno solo en espíritu, no puede dejar de estremecerse con la consideración de las heridas de los unos, de las agonías de los otros, muertos aquí, despedazados allá, y manchada a tierra con la sangre de todos. ¿Cuáles habrán sido hermanos míos los resultados de una campaña iniquia en que ha influido solo la avaricia, la ambición, el interés, la personalidad, el odio y el rencor, preocupación y la ignorancia? Cómo no se habrán violado los respetables fueros del hombre, en una guerra que se ha alarmado el padre contra el hijo, al hermano contra el hermano, al amigo contra el amigo, y para decirlo de una vez al Sacerdote contra el Seglar, al lego contra el levita, y al Profeta de Baal contra el Profeta del Señor.

Claro está, que en este horrendo espectáculo debe haber muchos Caínes y Absalones, tantos parricidas, innumerables víctimas inmoladas al capricho y entusiasmo extranjero, bellas providencias reducidas al último exterminio, magníficas ciudades a escombros, pueblos numerosos destruidos, y que no se puede decir sin el más alto sentimiento hombres útiles a la sociedad por sus talentos y virtudes decapitados, el débil y privilegiado sexo hallado afligido, y deshonrado. Mas para qué me empeño en bosquejar este cuadro infame a presencia de los Libertadores, que han visto tantas veces repetida la tragedia troyana en Venezuela, Caracas, Santa Fé, Santa Marta, Cartagena, Popayán, Pasto, Boyacá, Pitayo, Guachi y Pichincha! Oh Religión Sacrosanta, oh sana razón, avocada alrededor de vuestros augustos tribunales a nuestros hermanos, hermanos disidentes de América, quizá repletos de tanta sangre o carcomidos por los estímulos de la conciencia o despertados por las continuas victorias de la Patria, o convencidos de las últimas agonías de su sistema, dejarán de chocar como Esaú y Jacob en el seno de su propia madre, quizá reconciliados dejarán esculpir en paz sus últimos trofeos. En efecto los españoles son a mi ver en esta parte más excusables por la posesión, aunque injusta de tres siglos, y sancionada por el letargo e indolencia de los derechos públicos en que nos habían sumergido, con ardides, cautelas y trabas.

Mas no importa que se obstinen, porque a la Patria ha sucedido lo propio que al Cristianismo en su cuna, que la sangre de cada uno de sus mártires era un germen fecundo que brotaba millares de …; ha sucedido a la Patria lo que a la tiernecita criatura que a causa de la debilidad de sus plantas, los golpes que sufre solo sirve para endurecer sus miembros, el sistema de la Patria en fin fluctuante entre derrotas y adversidades como el Arca del Diluvio en sus encrespadas ondas descansa tranquilo, sereno, majestuoso y triunfante en los Montes de Pichincha, lo mismo que aquella en las alturas de Armenia. Al paso que la causa nominal del Rey, o de la Constitución de la Monarquía Española, ha perdido eficacia de sus influjos, el movimiento de sus resortes, y aún sus Apóstoles se hallan confundidos. Pero de donde Señores míos ha provenido esta metamorfosis que admirarán diariamente las generaciones futuras. Yo os diré de haber escuchado el cielo benigno los votos de los pobres. Patientia.

Mas no es esto todo, estamos ya en posesión de los preciosos bienes de la Patria, cuyo primer atractivo es la Independencia de la Península que es la que asegura al propietario sus mieles intactas al labrador y oficia el fruto de sus sudores y trabajos, al Artífice de los progresos de su industria, al Científico e ingenioso, el premio de su intervención y estudio, y para decirlo de una vez, los empleos, las representaciones, las magistraturas, los sueldos, los honorarios, las rentas se distribuirán entre los buenos ciudadanos de Colombia, y fieles amantes hijos de la Patria.

¿Queréis más? Sois iguales, esto es habéis nacido con igual derecho a los bienes de la sociedad; pero no sois igualmente actos para enterar en el goce de ellos porque la misma naturaleza no os concedió iguales prendas y talentos, ni uniformidad de genio, de caracteres y de inclinación; no obstante, las Leyes, la educación, las artes, el valor, las virtudes pueden colocaros en un mismo rango; así se explica el fundador inmortal de la República.

Imagen referencial. Nueva Crónica y Buen Gobierno, de Felipe Guamán Poma de Ayala, escrito entre 1584 y 1614.

También sois libres no con una libertad licenciosa para entregaros imprudentemente a los vicios y excesos, si para pensar, para escribir e imprimir vuestras ideas y sentimientos haciendo siempre buen uso de los talentos y de aquel dote divino que el Creador concedió a todos los hombres. Sois libres para censurar la conducta de los Mandatarios y quejaros de las violencias, y vejación que acaso os infiriesen, sin que por estos reclamos o censuras justas os hagáis objetos de odio y de execración para el Senado y Soberanía Nacionales.

Finalmente tenéis leyes; pero unas leyes sabias, equitables, legítimas, útiles y acomodadas a la naturaleza, a las costumbres, a los intereses, a los modales, y al genio de los nuestros países: sin embargo, os prevengo con las mismas palabras del Libertador, que los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre la sociedad, y que las repúblicas se forman únicamente de hombres virtuosos, de hombres patriotas y de hombres ilustrados.

Ah! Hermanos quiteños, ¿qué nos ha traído este cúmulo de beneficios? Quién se ha encargado de esta grande obra de rescatarnos de la ignominia y de la ignorancia que se ha estimado siempre como el rasgo más brillante de la humanidad, y el mayor heroísmo de la religión. A nuestra vista existen los genios tutelares; el ínclito General Antonio José de Sucre, sus dignos compañeros de armas, tantos insignes Capitanes, estas almas sublimes, han tomado sobre si todo el peso de una empresa tan difícil y arriesgada. Estos Varones de Misericordia, cuya generosidad querrían que experimentase todo el Universo, han surcado los mares, chocando con sus olas, han atravesado peñascos inaccesibles, briznas escarpadas, arenales encendidos, hielos rigurosos, montes y colinas elevadas; en una palabra, agitados, hambrientos, sedientos, sufriendo la intemperie de las estaciones, prodigando su sangre por todas pares, se han avanzado a esta capital para desplegar el Pabellón de Colombia, con el designio único de incorporarnos en esta augusta familia. Vivid pues honorables libertadores, que nosotros penetrados de los mas vivos sentimientos de gratitud y reconocimiento, aún no atinamos como agradeceros y celebraros; pero os aseguro a nombre del generoso Pueblo Quiteño, que estamos resueltos a partir con vosotros las reliquias de la sustancia que ha escapado de la capacidad interior, estamos en disposición de agregarnos a vuestras filas, y sacrificar las vidas que nos habéis salvado para continuar vuestras gloriosas jornadas, hasta que apartéis el último compás del coloso que habéis levantado con vuestro saber, con vuestra constancia, con vuestro valor, con vuestra generosidad, con vuestros trabajos y tribulaciones.

Pero Señores, parece que hago traición a mis ministerios aficionándonos demasiado de las prosperidades temporarias y hablándoos con tanto interés de las glorias presentes: Las Escrituras Santas nos advierten que la forma, el poder y los más célebres dictados se desvanecen con el ruido que hicieren en la tierra, y que semejantes al trueno que se forma sobre nuestras cabezas de su resplandor no queda más que el humo. La Religión Santa de nuestros padres nos previene que la propiedad de las cosas humanas, es el tener una duración corta, y rápida, y caer rápidamente en el eterno olvido de donde salieron; sin embargo, no es incompatible con estas verdades la felicidad política que nos depara la Patria con tal que no sea el único y primario objeto de nuestros desvelos y aficiones; así así pues … en lo más profundo de nuestros corazones por los triunfos de nuestros libertadores, colmémonos de bendiciones, pidamos al mismo Señor ahora de todos los acontecimientos y destinos por la permanencia de la naciente República, por los progresos del inmortal y Presidente Bolívar, por el inclino General Sucre, por los intrépidos Jefes Auxiliares del Perú por todo el ejército libertador, que los llene de su soberana sabiduría, que aumente su amor patriótico (si es posible) , que haga inexpugnable su pericia militar en todas aquellas artes donde todavía no han vibrado sus armas y tremolado sus estandartes; pidámosle que remueva todos los obstáculos, todas las dificultades y contradicciones que puedan acaso oponer algunos insensatos para libres de esta suerte todos ellos podamos bendecir su santo nombre por toda la eternidad.

Amén«

Referencia del Documento: Libro 296 – Miscelánea, Tomo IX – f. 142-145

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