Las cartas que presentamos a continuación constan en el Libro 296, Miscelánea, Tomo IX en los folios 130 y 146, respectivamente.

Constituyen una evidencia de la correspondencia de que recibía el General de los Ejercitos Independentistas; Antonio José de Sucre durante los días previos y posteriores a la gesta histórica de la batalla de Pichincha del 24 de mayo de 1.822.

Léelas aquí:

FOLIO 130

«Píllaro y Mayo 3 de 1822
Señor General
Al momento que el Comandante Cestari se acercó a estos lugares, le remití un guapo caballo ensillado y enfrenado, y 28 varas de lienzo, todo por el servicio de las tropas. Igualmente, cuando vuestra señoría se aproximaba a Ambato, comigné al Alcalde constitucional de este pueblo 30 carneros con el mismo destino, lo que ha estimulado a estos vecinos a que expresen su patriotismo con iguales erogaciones a proporción de sus facultades, sin atender a la escases del tiempo.

Con esta forma he consignado a este alcalde 6 onzas de oro para que por medio del Gobernador de Ambato las remita a vosotros para que las destine al santo objeto que me previene en mi oficio de 30 de abril. Suplicándole tenga a bien dispensar tan pequeña cantidad en atención a la general escases en que nos hallamos.
Hoy mismo acordaré con el Alcalde, el medio más oportuno para ver que donativo puede hacerse por el Pueblo al auxilio de las tropas.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Sr. General Juan José Roca«

FOLIO 146

«Mi apreciadísimo General, mi Libertador.
Ninguna expresión es bastante para significar el inexplicable gozo de que ya terminaron nuestros padecimientos, de que ya se desterró el horror y despotismo, y de que ya somos libres. El nombre de vuestra señoría, su valor y mérito no olvidará el transcurso de los tiempos, sino que la posteridad siempre le será grata al gran General Sucre que tantos sacrificios ha hecho para ver libres a sus hermanos, y en fin en vano me canso con querer decir ideas de mayor reconocimiento que no hay expresión para significarla.

Mi General, en medio de estas glorias, me pide el deseo que suplique a Vuestra Señoría por unos ocho días de permiso para irme a verle, y a incenciar al Dios de mi libertad. Si fuese del agrado de vuestra señoría me lo concederá.
Dios que a Vuestra Señoría guarde muchos días.
Ambato, Mayo 28 de 1822 Nicolás Báscones«

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