La Virgen de El Quinche: Protectora de Quito

Este miércoles de Historia en documentos lo dedicaremos a una devoción particular, la que se profesa a Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche. Esta imagen que data del siglo XVI ha tenido una influencia y participación importante en la vida religiosa, social, cultural, incluso política, de la antigua provincia de Quito y actual Ecuador. La devoción a la Virgen ha marcado la idiosincrasia de los pobladores de El Quinche y representa un dinamismo económico para la provincia de Pichincha.

Los documentos del Archivo Metropolitano de Historia de Quito nos cuentan las veces que la Virgen de El Quinche ha visitado la ciudad o las rogativas que se han hecho en su nombre para diversos favores. Uno de los usos más recurrentes que encontraremos es detener las pestes y desastres naturales. Pero antes de centrarnos en este recorrido histórico de las intercesiones, es importante hablar del origen de la imagen y la historia de la festividad.

La imagen de la Virgen de El Quinche fue concebida por el escultor español Diego de Robles a finales del siglo XVI que, al parecer, también se encargó de la talla de la Virgen de Guápulo y del Cisne. Se trata de una escultura de bulto, de madera, decorada con la técnica del esgrafiado. Años después la escultura fue vestida.

De acuerdo a la tradición, Robles trabajó la imagen de una Virgen que fue reconocida por los caciques de Oyacachi, ya que, era el rostro de la mujer que se presentaba ante ellos para decirles que, si se evangelizaban, les ayudaría a detener la plaga de osos que sufría este poblado. Los indígenas aceptaron y al convertirse a la religión católica los ataques se detuvieron. Al ver el rostro de la mujer en el trabajo de Robles los indígenas quedaron estupefactos y adquirieron la imagen pagando por ella con tablas de cedro.

La fama de la Virgen empezó gracias a un milagro relatado por el mismo Diego de Robles. Los indígenas le pidieron construir un nicho para la Virgen recién adquirida pero el escultor se negó, al salir del pueblo de Oyacachi, cayó de su caballo al cruzar un puente, quedando colgado de un pie, en ese momento se encomendó a la Virgen para salvar su vida y le prometió hacerle el nicho, se salvó y la noticia del milagro se expandió rápidamente. El lugar donde se encontraba la Virgen era de difícil acceso, por ello el Obispo Fray Luis López de Solís dispuso su traslado al pueblo de El Quinche, del cual se deriva su nombre: Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche.

Los milagros de la Virgen hicieron que, cada año, más peregrinos la visiten. Para 1604 empezó la construcción de un santuario en el antiguo pueblo de El Quinche y en 1630 en el pueblo actual. El 20 de junio de 1698 el Cabildo de Quito la proclamó “Patrona y Protectora” y dictaminó que la fiesta se lleve a cabo cada año en esta fecha; sin embargo, actualmente, se la conmemora el 21 de noviembre, debido a que en el calendario litúrgico se celebra la presentación de la Virgen María niña en el templo.

A continuación, haremos un recorrido histórico desde finales del siglo XVII hasta principios del XIX que detalla las ocasiones y motivos por los que la Virgen fue traída a Quito. Estas “traídas” estaban a cargo de diputados, quienes se encargaban del cuidado de la imagen desde su salida del santuario hasta que vuelva después de los festejos o rogativas. Los traslados se hacían con toda la pompa, suntuosidad y solemnidad, ya que recurrir a la Virgen significaba que la situación por la que se rogaba era sumamente compleja.

Agradecimientos a la Virgen:

Por los buenos sucesos en la provincia de Quito, el 12 de enero de 1688 se realizó un octavario de rogativa con dos días de sermón en la Iglesia Catedral junto a la Virgen de Guápulo.

El 22 de abril de 1689, se realizó un novenario en agradecimiento por el alivio de los achaques de “tabardillo y dolor de costado”.

Se pide en acta de 18 de mayo de 1699 que el 20 de junio de cada año se celebre novenario, misa y fiesta de gracias a la Virgen por haber librado a Quito del terremoto ocurrido en Riobamba, Ambato y Latacunga.

1 de marzo de 1757, se dedicó un novenario solemne de acción de gracias a la Virgen por no permitir que Quito sufra con el terremoto que sacudió Latacunga y en el cual murieron muchas personas.

Intercesión para detener pestes o enfermedades:

El 13 de septiembre de 1691, se pide traer a la Virgen del Quinche “Patrona y abogada de la peste” para dedicar novenario para calmar la peste que se ha llevado la vida de algunas personas.

El 8 de mayo de 1693, se pide traer a la imagen de la Virgen del Quinche para calmar los brotes de sarampión y viruela.

El 13 de julio de 1700, se encomienda hacer una misa solemne y novena a la Virgen de El Quinche para que la peste que azota a la ciudad de Santa Fe no llegue a Quito.

El 26 de septiembre de 1703, se trae a la Virgen a Quito para detener la peste que aqueja a la ciudad.

El 11 de mayo de 1708, se pide la traída de la Virgen de El Quinche a Quito para dedicarle novenario, rogando el cese del catarro que se ha llevado la vida de muchos inocentes.

El 29 de abril de 1713, se reconoce que cada vez que se ha traído la imagen de la Virgen a la ciudad se han detenido los males, esta vez piden detener la peste.

El 29 de marzo de 1769, se ordenó la traída de la Virgen del Quinche a Quito para que su “auxilio divino” ayude a la población a detener la epidemia de esquinencia y fuertes fluxiones.

El 7 de agosto de 1788, se trajo a Quito a la Virgen para detener la epidemia catarral, se pide a la gente devota que la reciba en el llano de Chingiltina, sector norte de Quito.

El 11 de abril de 1817, la imagen de la Virgen de El Quinche fue venerada para que bajo su intercesión pare la viruela y otras enfermedades. 

El 11 de agosto de 1780, se organizó pregón y novenario a la soberana imagen de la Virgen para detener la peste de disentería en la ciudad.

Intercesión por desastres naturales:

El 21 de febrero de 1756 se dedica un novenario a la Virgen para que detenga los terremotos y temblores que se han sentido en la población.

El 24 de junio de 1775 se pidió que se organice un pregón, novenario y rogativas en honor a la Virgen del Quinche por los dos temblores “furiosos y seguidos” acaecidos en la ciudad.

El 28 de marzo de 1809, se ofrece un solemne novenario en honor a la Virgen para que con su intercesión calme la falta de agua en la ciudad.

Fiestas en honor a la Virgen:

El 18 de diciembre de 1693, se pide realizar una fiesta con novenario y misa en honor a la Virgen de El Quinche.

El 5 de junio de 1722, se ordena celebrar la fiesta de El Quinche acordada cada 20 de junio.

El 28 de junio de 1757, se declara mediante acta que la fiesta anual de 20 de junio costó al Cabildo la cantidad de 100 pesos.

El 14 de agosto de 1792, se organizó una fiesta a Nuestra Señora del Quinche.

El 2 de octubre de 1795, se festejó a la Virgen de El Quinche en compensación por no haberse celebrado el junio pasado.

El 26 de junio de 1798, se realizó la fiesta anual a la Virgen de El Quinche.

El 16 de mayo de 1806, se continuó con la tradición de celebrar la fiesta de la Virgen del Quinche.

Favores varios:

El 13 de mayo de 1709, se pide la traída de la Virgen a la Iglesia Catedral para rogarle que libre a la provincia de enemigos que pretenden invadirlas y ganarlas.

Cabe recalcar que esta devoción no ha cesado y la imagen de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche cada año acoge a más fieles y peregrinos para pedir favores y agradecer milagros. La extremada religiosidad hace que los individuos vuelquen su fe en seres superiores; en el periodo colonial, esto convirtió a la ciudad en un escenario barroco que se acompañaba de volatería, música y luminarias. En los próximos días una nueva muchedumbre colmará los caminos que van hacia el Quinche, guiados por este pensamiento mágico, fruto de nuestro sincretismo andino-españo

 

Escribe un mensaje