La primera Acta de fundación que custodia el Archivo Metropolitano de Historia data del 15 de agosto de 1534, fecha en la que se instauró la ciudad de Santiago de Quito. Diego de Almagro mariscal de los Reyes de Castilla, con la venia de Francisco Pizarro gobernador y capitán general y el notario público, en nombre de la Corona española, declara conquistadas y pacificadas las provincias de Quito. En esta Acta, el escribano apunta que los “yndyos” están pacíficos y bajo obediencia de los Reyes.

Los conquistadores esperan que los pobladores se incorporen a las paces y se conviertan a la fe católica. Creen que esto se puede conseguir gracias al buen ejemplo y doctrina de los cristianos españoles vasallos de los Reyes, quienes tienen carta abierta para poblar estas tierras.

La organización política de Santiago de Quito empezó inmediatamente. Al tiempo de la fundación se nombraron a las autoridades, dos alcaldes ordinarios: Diego de Tapia y Gonzalo Farfan; ocho regidores, entre ellos: Marcos de Barela, Hernando Gallego, Martin Alonso de Angulo. Los alcaldes estarían encargados de “traer varas de justicia” para casos de civiles criminales, esto lo harían bajo sus propios términos. Así mismo, los regidores contaban con el poder y derecho para ejercer sus cargos en cada una de sus dependencias.

Dos días después de haber firmado el acta fundacional se nombró como Procurador de la Ciudad a Lope Ortiz y como Mayordomo a Antonio Redondo. Así mismo, consta el padrón de los primeros vecinos de Santiago de Quito, entre ellos el presbítero Juan Rodríguez y alrededor de sesenta nombres inscritos.

El acta de fundación del 15 de agosto se suscribió en el pueblo de Riobamba; sin embargo, está bajo consideración de los Reyes y el Gobernador la mudanza de este pueblo, con el mismo nombre (Santiago de Quito), en caso de existir un mejor espacio; esto a causa del poco conocimiento de las tierras recién conquistadas.

Este documento transporta al lector a los inicios de Quito y de las poblaciones que hoy conocemos como Ecuador. A más de significar la evidencia de un evento político, nos muestra los inicios de un cambio de paradigma social, el cual debe ser analizado con una mirada crítica.